Una ciudad puede ser leída desde la escritura de su arquitectura o de su trama urbana pero sólo puede ser interpretada emocionalmente,
a través de sus monumentos, Guáimaro no es una ciudad prolífera en monumentos aunque los que posee esparcen la impronta simbólica en sus gentes que los asumen con sentido de pertenencia identitaria. Por su peso simbólico y la marca urbana de su ubicación dos de ellos conforman el segmento de los imprescindibles: El Obelisco a los constituyentistas del Parque Constitución y el Mausoleo a Ana Betancourt de Mora.
Cronológicamente el primero en ser levantado fue el Obelisco a los constituyentistas, el que surgió como un proyecto de la Asociación Pro- enseñanza de Hechos Históricos a principio de la década de los años cuarenta del siglo pasado cuando dicha organización estaba dirigida por el veterano comandante mambí Luis Rodolfo Miranda y de la Rua, el obelisco recibió la primera piedra en acto público el 7 de mayo de 1944 y fue inaugurado con una gran concentración el 30 de julio del mismo año. De manera alegórica en la base del monumento se colocaron potes de plomo que contenían tierra de lugares históricos de Cuba como la casa natal de Martí, de la Finca el Abra en Isla de Pinos donde el Apóstol estuvo recluido, del Paso de las Damas en el río Zaza donde cayó Serafín Sánchez, de Coliseo combate victorioso de la invasión a Occidente, de Jimaguayú sitio donde cayó El Mayor Ignacio Agramonte, de Las Taironas combate librado por Antonio Maceo en Pinar del Río así como tierra de la casa natal del general mambí Vicente García. Construido en roca jaimanita tiene 80 metros cuadrados de base y un obelisco que se eleva hasta doce metros desde la base, rematado con un alto relieve de la bandera cubana. En la basa del obelisco de forma sexagonal tiene en cada lado una efigie de patriotas cubanos que representaban a una de las seis provincias antiguas de la Isla con su escudo fundido en bronce y alto relieve realizados por el artista Juan Hernández Giró que había sido colaborador de Martí en Nueva York. Los patriotas representados son: Agramonte sobre el escudo de Camagüey, Martí en el de La Habana, Céspedes en Las Villas, Gómez en Matanzas, Maceo en Pinar del Río y Calixto García sobre el escudo de la provincia de Oriente.
En sus casi setenta años de erigido el Obelisco encierra un larga historia; fue tribuna del movimiento huelguístico por la Pro-molienda del Centras Elia, espacio donde se han dado a conocer resultado de intensos movimiento sociales, escenario de actos, declaraciones y eventos de toda índole y hasta él han llegado personalidades como Jesús Menéndez, Carlos Rafael Rodríguez, Eduardo Chibás, etc. Es uno de los hitos de la trama urbana de la ciudad y un símbolo para los habitantes del pueblo.
El mausoleo a Ana Betancourt de Mora se concibió para guardar los restos de la patriota que en Guáimaro el 14 de Abril de 1869 exigió los derechos de la mujer y que hizo exclamar a Carlos Manuel de Céspedes “el historiador del futuro tendrá que decir que aquí una mujer se adelantó un siglo a su época”. Se erigió el mausoleo – plaza en los meses finales de 1981 y fue inaugurado el 10 de Abril de 1982 cuando en acto solemne, fueron traídos y depositados sus restos en el nicho de la base del monumento que representa un botón del que brota un largo pistilo de diez metros de altura rematado con la efigie de Ana Betancourt, en el foso que sirve de base están empotrada en bronce las palabras célebres de la patriota en el discurso aclamatorio de los derechos de la mujer durante los días posteriores a la Asamblea Constituyente del 10 de Abril de 1869. El mausoleo esta microlocalizado contiguamente al Museo Municipal General de Guáimaro y toda esa área es Monumento Nacional tiene la doble función de lugar sagrado y plaza pública. Al igual que el Obelisco, el Mausoleo forma parte del imaginario del pueblo guaimareño y uno de sus símbolos de la memoria.
Desiderio Borroto Fernández